La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria transmitida por la picadura de los flebotomos infectados con protozoos del género Leishmania. Esta enfermedad puede afectar tanto a humanos como a animales, y aunque a menudo asociamos la leishmaniosis con los perros, su alcance es mucho más amplio.
Desde tiempos remotos, el perro ha sido considerado como la principal víctima y reservorio de la leishmaniosis. Sin embargo, es crucial comprender que otras especies también pueden sufrir las consecuencias de esta enfermedad.
¿Qué dicen las estadísticas?
En España, país con un alto número de estudios sobre animales salvajes infectados, se han detectado diversas especies portadoras de Leishmania infantum, incluyendo lobos, mangostas egipcias, garduñas, tejones, visones europeos, zorros rojos, canguros de Bennett, murciélagos urbanos comunes, erizos europeos, liebres europeas, liebres ibéricas, conejos europeos, ratones de madera, ratones domésticos, ratas negras y ratas pardas.
Sin embargo, lo que más nos preocupa es el aumento de casos en animales domésticos como el gato y el conejo. La incidencia de Leishmania en gatos y conejos domésticos puede variar según la región geográfica y la prevalencia de la enfermedad en el entorno, por ejemplo, en zonas como Comunidad Valenciana, Madrid y Cataluña los casos han aumentado entre un 3 y un 26%.
Importancia de la enfermedad en estas especies
Es importante destacar que tanto los gatos como los conejos pueden manifestar signos clínicos de leishmaniosis, aunque pueden ser menos comunes y menos graves en comparación con los perros. Sin embargo, lo que los hace particularmente preocupantes es su capacidad para ser portadores asintomáticos, es decir, pueden estar infectados con el parásito de Leishmania pero no mostrar síntomas clínicos evidentes de la enfermedad. Esto conlleva dos problemas, uno la formación de un reservorio y la otra la difícil diagnosis.
Problemática asociada
Muchos de los medicamentos utilizados para tratar la leishmaniosis en perros no están aprobados para su uso en gatos y conejos. Incluso cuando se utilizan medicamentos off-label, la respuesta al tratamiento puede ser variable en gatos y conejos. Algunos animales pueden no responder al tratamiento de manera adecuada, lo que dificulta la gestión de la enfermedad y puede requerir terapias alternativas o combinadas.
Tampoco tenemos disponible para estas especies vacunas y los productos repelentes pueden llegar a resultar tóxicos.
Entonces ¿qué podemos hacer?
Tomar medidas dentro del hogar también puede ayudar a reducir el riesgo de exposición de tus mascotas a los flebotomos y, por ende, a la leishmaniosis.
- Instalación de mosquiteras: coloca mosquiteras en puertas y ventanas para evitar que los flebotomos entren en la casa y reducir la exposición de tus mascotas a estos insectos.
- Eliminación de maleza: mantén el jardín y los alrededores de tu hogar libres de maleza y vegetación densa, donde los flebotomos pueden encontrar refugio y reproducirse.
- Uso de Insecticidas eléctricos: considera instalar dispositivos repelentes de insectos eléctricos en áreas interiores para ayudar a mantener a raya a los flebotomos y otros insectos voladores.
- Evitar salidas al atardecer: limita el tiempo al aire libre de tus mascotas durante las horas de mayor actividad de los flebotomos, que suelen ser al amanecer y al atardecer.
«La leishmaniosis no es exclusiva de los perros. Gatos y otros animales también pueden verse afectados. Estar atentos a los síntomas, como pérdida de apetito, letargo y lesiones cutáneas, es crucial. Además, tomar medidas preventivas en el hogar, como instalar mosquiteras, eliminar la maleza y utilizar repelentes de insectos, puede reducir significativamente el riesgo de exposición a los flebotomos transmisores de la enfermedad.»